Ya hemos hablado de la calidad fuera de toda duda de las guitarras que fabrica James Tyler. En su taller se usa incluso ingeniería aeronáutica para obtener las más altas cotas de precisión en la fabricación de los materiales. Pero como siempre, el elemento diferenciador está en el saber de sus dedicados luthiers. Sirva como ejemplo que los trastes de las guitarras Tyler son rectificados y pulidos a mano a través de un proceso de 10 pasos con un resultado final inmejorable y, finalmente, las guitarras son ensambladas, ajustadas, montadas, y probadas por personas que se preocupan extremadamente por su calidad. Eso es lo que las convierten en guitarras de la más alta calidad. Por cierto, ¿os habíamos dicho que estas son las últimas unidades que salen de su taller? Efectivamente, Tyler se retira y nosotros tenemos sus últimas joyas.
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